
- Pero vamos, caminemos por allá eso si.
Caminaron un corto camino pero para ella parecía eterno, de hecho caminaba y caminaba y no sabía cuando él le iba a decir “aquí”. Llegaron a un lugar en donde ella no recordaba bien…había pasto seco y unas flores un tanto extrañas. Se acostaron y su vista quedo en el cielo. Realmente se veía hermoso, todo estrellado y con unas cuantas estrellas fugaces pasajeras que los dos vieron (pero ella no alcanzó a pedir un deseo).
Comenzaste a contar de películas, de esos libros que tanto te gustan y yo solo afirmaba con la cabeza como si supiera de ello,
- ¿Por qué no nos vamos de aquí?
- No, es que no quiero moverme, pero si tú quieres anda.
- No…ya te dije que no te dejaré aquí solo congelándote.
- ¿Y porque haces esto?
- ¿No lo sé, y tu?
- Yo tampoco.
Luego de haber estado un rato desaparecidos por el mundo, se abrazaron por última vez, los dos tiritando y con sus cuerpos congelados.
Ella se va pensando en lo sucedido y dice para si misma “y pensar que siempre dije que era algo como platónico”…Entra a la casa, se mira al espejo y sus labios estaban totalmente morados…